El puñal de la ternura se oye como un trueno.
Y atraviesa mi pecho y lo abre en dos buscando aquel recuerdo.
Elimina cualquier anhelo,
y a pesar que rasga mis huesos,
no se oyen las lágrimas haciendo charcos en el suelo.
Y es que no a todos se nos anuncia el amor.
Y es que a muchos nos queda grande el cielo.
Por eso te envío mis besos,
mis caricias y mis sueños.
El calor de mi pecho lleno de angustias.
Y Mi alma llena de espinas y de complejos.
jueves, 28 de mayo de 2009
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